LA MÚSICA: UN MANJAR DE DIOSES

LA MÚSICA: UN MANJAR DE DIOSES
Una propuesta de autor para
saborear  la música y  escuchar los manjares
Una deliciosa aventura para los sentidos
A cargo  de Lluís M. Bosch (compositor)
 y Carolina Rius (pianista)
y  xxxx (nombre del chef)  del restaurante --------

LA MÚSICA: UN MANJAR DE DIOSES es una propuesta de autor atrevida e innovadora que nace con un deseo explícito: proporcionar una experiencia sensorial única, de culto, iniciática, que desprenda magia y encaminada a enardecer todos los sentidos.
Una experiencia que deje en el recuerdo de quien asista un plus de fascinación y una evocación perdurable, conseguida a través de excitar con sensaciones placenteras y voluptuosas sus diferentes sentidos. De una forma precisa y generosa su gusto y su olfato serán encantados, su vista y su tacto maravillados, pero gracias a la música entrará en éxtasis.  
              El sentido del oído nos hace indefensos y fuertes al mismo tiempo en esta vida. Podemos evitar mirar si cerramos los ojos, pero los oídos siempre oyen pues no  podemos impedirlo. Desde el aspecto emocional, la música sobrepasa cualquier coraza con la  que intentemos protegernos (bien lo saben los publicistas, los cineastas, o quienes  nos quieren vender o convencer de cualquier cosa). La sutileza de la música penetra hasta las capas más profundas de nuestra epidermis llegando hasta nuestra esencia más profunda: el alma, y nos hace vulnerables a todo tipo de emociones. Administrada con sabiduría tiene un poder de evocación ilimitado. Una imagen transmite un mensaje objetivo, esa misma imagen asociada a una música se transforma en un mensaje personal, subjetivo y trascendente. En este juego de la evocación también tienen un papel poderosísimo los olores.
 
¡¡¡Aprovechemoslo!!!

Un manjar exquisito o un vino selecto, de por si  ya tienen un fuerte componente atractivo. Si los asociamos a una música sugerente pueden convertirse en un festival y un ritual de excelsas sensaciones personales. Un recuerdo perdurable que a través del oído, el gusto y el olfato, la vista y el tacto, incorporaremos a nuestra memoria de grandes experiencias vitales.


Mi intención es crear música para comerla o beberla. ¡¡Y no cualquier música, ni cualquier manjar, ni cualquier bebida!! Desde un tiempo a esta parte se han hecho a menudo maridajes entre vinos y música.  Están bien, son atractivos, pero aprovechan composiciones que no fueron concebidas para la ocasión (dudo que Bach o Vivaldi escribieran un coral o un cuarteto para maridarlo con un cabernet o un cava).
       Deseo crear música para maridar con la gastronomía  pero mi mayor ambición es provocar la imaginación, estimularla. Un reto: ¿Os atreveríais a crear platos para maridarlos con mi música? ¿Encontraríais estimulante dejar que la música os sugiera el plato? Es un reto potente y atractivo  para todos.
Las cartas están sobre la mesa (bonito juego de intenciones y doble sentido), juguémoslas…

Lluís M. Bosch i Daniel